Inteligencia Emocional: La Brújula Invisible De Tu vida
En la escuela te enseñaron a leer y escribir ¿Pero alguien te enseñó a nombrar lo que sentís? ¿Alguna vez sentiste que tus emociones “te manejan” más de lo que quisieras?

La inteligencia emocional, concepto popularizado por Daniel Goleman (1995), nos muestra que el éxito personal y profesional de una persona no depende solo del coeficiente intelectual, sino que resulta de gran importancia la capacidad de reconocer, comprender y regular lo que sentimos.
¿Te pasó alguna vez de sentir en el cuerpo sensaciones que no podes explicar, o tener una explosión de ira sin explicación?
🧠Investigaciones en neurociencia afirman que las emociones influyen directamente en nuestra memoria, atención y toma de decisiones (Mora, 2013; Reeve, 2010). Por eso, aprender a nombrarlas, validarlas y regularlas es tan importante como aprender a leer o escribir.
Autores que son muy reconocidos por su trabajo en inteligencia emocional como por ejemplo Gross (1998), nos explican que existen dos grandes estrategias de regulación emocional.
- Por un lado, tenemos la posibilidad de mirar la situación desde otro punto de vista, reevaluando la misma (Reevaluación cognitiva) que es más sana pero nadie dice que es sencilla sino que se aprende.
- Y por el otro tenemos una estrategia que seguros conocer más siendo adulto, que se trata de “tapar” o cubrir aquello que sentimos (Supresión emocional) es la que más utilizamos más habitualmente, es menos efectiva y es la que más utilizamos porque socialmente aprendimos a decir que está todo bien y mostrarnos felices todo el tiempo.
✨Un estudio realizado en Argentina (Ceballos-Marón & Sevilla-Vallejo, 2020) demostró que los jóvenes con mejor regulación emocional presentan mayor comprensión lectora, mejor rendimiento académico y vínculos más sanos. Es decir, que si logras reconocer lo que estás sintiendo y pensando a partir de una determinada situación tu aprendizaje será más mejor porque lo podrás conservar por más tiempo y vincularlo en los diversos aspectos de la vida.
En palabras de Bisquerra este autor que ya mencionamos nos dice que “La educación emocional es una herramienta para vivir con más bienestar y menos sufrimiento”. Es por ello que aprender inteligencia emocional será la clave para mejorar tu aprendizaje.
👉 Aquí tiene pautas prácticas:
• Detente 2 minutos al día a identificar lo que sientes (ponle nombre a la emoción).
• Usa la escritura emocional: anota lo que te preocupa y cómo podrías reinterpretarlo.
• Antes de responder con enojo o frustración, respira profundo y cuenta hasta 5.
• Reemplaza la crítica por curiosidad: en vez de “¿por qué soy así?”, pregúntate “¿qué puedo aprender de esto?”.
La clave para lograr el bienestar y es la inteligencia emocional como pilar básico para un aprendizaje significativo en todos los aspectos de tu vida.
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¿Por qué la Inteligencia Emocional es clave en tu salud mental?
🧠La salud mental no es solo “no tener un trastorno”, sino la capacidad de gestionar emociones, tomar decisiones sanas y adaptarse a los cambios de la vida diaria (OMS, 2020).
👉En este sentido, la inteligencia emocional se convierte en un pilar fundamental. Goleman (1995) identificó cinco componentes esenciales:
1. Autoconciencia.
2. Autorregulación.
3. Motivación.
4. Empatía.
5. Habilidades sociales.
Investigaciones recientes (Graziano et al., 2007; Thompson, 2011) evidencian que los jóvenes que desarrollan estas competencias:
• Presentan menos ansiedad y síntomas depresivos.
• Construyen relaciones más saludables.
• Alcanzan mejores logros académicos y personales.
Durante la pandemia, estudios en Córdoba y Villa Dolores (Ceballos-Marón et al., 2022) encontraron que muchos niños y adolescentes sufrieron más dificultades escolares debido a la falta de estrategias de regulación emocional, lo que generó frustración, ansiedad y baja motivación.
Como dice Reeve (2010): “Las emociones son la energía que nos impulsa a la acción, pero necesitan dirección para convertirse en crecimiento”.
👉 Pautas prácticas:
• Practica la empatía: escucha sin interrumpir y valida lo que el otro siente.
• Haz una pausa emocional: antes de reaccionar, pregúntate “¿qué impacto tendrá mi respuesta?”.
• Refuerza tu motivación interna: conecta cada meta con un valor personal.
• Incorpora hábitos de autocuidado: descanso adecuado, ejercicio y momentos de desconexión digital.
• Trabaja tus habilidades sociales: comienza conversaciones con interés genuino en el otro.